Detroit

Kathryn Bigelow se reúne con uno de sus guionistas habituales, Mark Boal (En tierra hostil, La noche más oscura ) para hacer algo que también ya es habitual en su filmografía: convertir un hecho reciente, llamativo y con resonancias en toda la comunidad internacional, en una especie de thriller.

En esta ocasión, la oscarizada directora aprovecha el tirón que el tema del racismo todavía suscita debido a los incidentes de Ferguson de 2014. La cuestión es que en Detroit, del 23 al 28 de julio de 1967, murieron 43 personas y más de dos mil resultaron heridas, fruto de los enfrentamientos de la población con el ejército, la Guardia Nacional y la policía local.

La propuesta de Boal y Bigelow es revisar el contexto que condujo al paredón en el que se convirtió el Motel Algiers, así como su posterior proceso judicial. Para ello, la trama opta por desplegarse a través de diversos personajes, con puntos de vista alternos que no cruzados ni complementarios.

El resultado es poco más que una cronología dramatizada de los sucesos, en la que hay momentos climáticos debido a cómo se muestra la crudeza del acorralamiento. Sin embargo, la ausencia de algo (incluso de personajes bien caracterizados) que justifique su adaptación en ficción hace de Detroit una propuesta demasiado larga y demasiado presuntuosa

Como documental, habría sido menos dispersa y más ajustada al objetivo de dar a conocer una historia denunciable que, inexplicable o explicablemente, se reproduce con cierta frecuencia.

Firma: Lourdes Domingo