Oro

Agustín Díaz Yanes (Nadie hablará de nosotras cuando hayamos muerto, Sin noticias de Dios) y Arturo Pérez-Reverte vuelven a colaborar juntos tras Alatriste. Esta vez el director ha escrito el guión con un relato inédito de Reverte, que simplemente intervino en algunos aspectos en la segunda fase de escritura.

Oro brilla especialmente en lo visual, pues la trama consigue transmitir la claustrofobia no solo por el entorno natural, sino también por las intoxicadas relaciones humanas que se cruzan. En este mismo apartado, las secuencias de acción está resueltas con claridad y ritmo y los parajes de Tenerife y Panamá aportan las dosis de verosimilitud necesarias.

Sin embargo, en lo que respecta a los diálogos y al tono argumental, la historia abunda en las motivaciones más oscuras y sucias de los personajes; lo que sin dejar de ser cierto en algunos casos, al generalizarse y explicitarse en cada secuencia, provoca un clima decadente e incluso poco creíble. De hecho, algunas réplicas están más cercanas al folletín revisionista y setentero de corte vengativo, que al retablo histórico. Eso sí, poco puede achacarse a un grupo de sólidos actores principales.

En Oro, no hay épica y sí cierto tono crepuscular, que se encuentra algo falto de referencias y estructura dramática en la trama. Incluso Yanes y Reverte tampoco han hecho el esfuerzo por salir del cliché eclesial casposo y anclado en los prejuicios (en lugar de en los documentos de la época que afirman haber peinado).

Firma: Lourdes Domingo