A través de los olivos

El más importante cineasta iraní, Abbas Kiarostami, nos presenta una exquisita obra artística. Se trata de la primera película de esa nacionalidad que se exhibe comercialmente en España. A este autor, muy conocido y valorado en el extranjero, se le rindió un homenaje en la Semana de Valladolid en 1993, con la exhibición de su anterior película Y la vida continúa.… Kiarostami, especialista en cine infantil y fundador en 1969 del Departamento Cinematográfico del Instituto para el Desarrollo Intelectual de Niños y Adolescentes, de Teherán, ha realizado 8 cortos y 7 largometrajes, consolidando ahora su estilo creativo con A través de los olivos, que cierra el tríptico iniciado en ¿Dónde está la casa de mi amigo? (1987).
 
Su último filme, seleccionado en el Festival de Cannes 94 y ganador de la Espiga de Oro el mismo año en Valladolid, confirma su madurez como cineasta. Con una gran simplicidad narrativa y una pulcritud estética casi “naïf”, este autor, que le gusta trabajar con niños y actores no profesionales, deja total libertad a sus intérpretes, quienes colaboran como co-guionistas en la realización de la película. En su puesta en escena, aparentemente improvisada, cabe destacar la bella declaración de amor, las largas tomas, a veces con teleobjetivo o en picado, y los planos-secuencia subjetivos, en travelling. Todo ello manifiesta la originalidad y el gusto artístico de Abbas Kiarostami. A través de los olivos expresa el sentido humanista del cineasta iraní.
 
Sus imágenes denuncian sin agresividad alguna el status social, económico y político de un pueblo. Al mismo tiempo, ofrece un sencillo estudio de mentalidades de esa gente humilde y de los propios cineastas que se acercan a tal problemática: el mundo rural, tan afectado por los habituales terremotos y por la ignorancia. Posee algunos toques líricos y un sentido del humor “chejoviano”, ya característico de Kiarostami como agudo “retratista” de su país.
 
En el Festival de Tokio 94, el veterano (y hoy fallecido) Akira Kurosawa dijo sobre su admirado colega iraní: “Es difícil encontrar las palabras justas para hablar de las películas de Kiarostami. Hay que ir a verlas y darse cuenta de que son simplemente maravillosas. Cuando Satyajit Ray murió, me quedé muy triste. Pero después de ver las películas de Kiarostami pensé que Dios había enviado a la persona que hacía falta para reemplazarlo y di gracias a Dios. Me pregunto por qué los filmes de países que tienen una larga historia cinematográfica me parecen menos buenos hoy, mientras que los de los países que tienen una cultura cinematográfica más reciente son formidables. Es una pregunta que me planteo sobre todo cuando veo las películas de Abbas Kiarostami”.
 
Estamos, pues, ante una obra minoritaria, sin concesiones de ningún tipo, la cual presenta cierta dificultad de intelección para el público poco cinéfilo.

Firma: Josep Maria Caparrós