Al encuentro de Mr. Banks

Medio siglo se cumple este 2014 del estreno de Mary Poppins, una de las películas más emblemáticas de Disney en su apartado de no-animación. Quizá por aprovechar la efeméride, la productora nos ofrece este singular film sobre los entresijos de su rodaje, las controversias personales de sus creadores y, en última instancia, sobre la siempre compleja relación entre la necesidad de la fantasía y la irresponsabilidad de usarla como evasión de la realidad.

En la línea de otros trabajos de su director John Lee Hancock (The Blind Side, The Rookie), Al encuentro de Mr. Banks es una película interesante, precisa y tranquila. Las guionistas realizan un buen trabajo integrando en la historia el pasado y el presente (mediante unos fláshbacks dosificados, congruentes y sutilmente encadenados) y jugando con las distintas personalidades de los dos protagonistas, Walt Disney y Pamela Travers. Sus continuas discusiones serán el motor principal de la narración, ya que no tratan solo de un tema personal sino que son un reflejo de los diferentes modos de entender la realidad, la educación o el ocio.

Muy atractivas resultan también las escenas que reflejan el mundo de los estudios Disney por dentro, en especial las del guionista y los músicos discutiendo con Travers la adaptación de Mary Poppins, recreadas con acierto por todo el equipo de dirección artística aunque un tanto tópicas en cuanto al vestuario.

Sin embargo, toda la historia parece contagiarse del difícil carácter de la escritora y la película en su conjunto resulta demasiado fría (además de demasiado larga). Tan sólo consigue emocionar en los momentos finales, cuando estalla la tensión de Pamela Travers en la recreación del estreno de Mary Poppins y encajan por fin todas las piezas de su complejo pasado. Pero para entonces el espectador ya está algo aletargado tras las dos horas previas de metraje.

Los actores en su conjunto sí que consiguen transmitir intensidad emocional, es el guión el que resulta demasiado plano. Emma Thomson realiza, como casi siempre, un trabajo extraordinario; mientras que Tom Hanks está inusualmente convincente, al igual que todos los secundarios, con mención especial a Bradley Whitford y Paul Giamatti.

Y hablando de este último, puede que su personaje, el chófer asignado a la Travers durante su estancia en Los Ángeles, sea lo más potente del film. Aparte de que su interpretación es impresionante en su sencillez, su papel representa la síntesis de todos los temas que se tratan en la película: un padre con problemas reales a los que hace frente con un optimismo simple y sincero. Capaz de responder con paciencia a las impertinencias de Pamela, no necesita de la ingeniería fantástica de la factoría Disney para superar sus problemas, sino que los encara admirando y disfrutando de un día soleado.

Firma: Esther Rodríguez