Alma mater

Philippe Van Leeuw estrena en la gran pantalla una película en la que demuestra su pulcritud. Narra cómo el tiempo parece detenerse dentro del piso de Oum Yazan donde su familia aguarda la vida. Mientras tanto, los acontecimientos explotan por fuera, en una Syria que intenta acecharlos aunque Van Leeuw sabe retratarla como lejana, ya que en el piso se crea un micro ambiente suficiente para aportar la fuerza al metraje.

El film esconde un poder que envuelve al espectador de principio a fin. Su majestuosidad viene acompañada de dos manos. Por un lado, el tema resulta muy potente y extrañamente cercano. El devenir de una familia en apuros, las reacciones de los miembros y la veracidad de quienes están pasando por esa realidad aportan una aplastante lección de humanidad.

Por otro lado, esa autoridad se despliega en una cuidada ejecución. La cámara, de manera pausada y reflexiva, va más allá de las expresiones que enmarca; de hecho, adentra en el interior del ser.

Todo eso no sería posible sin una brillante interpretación de la matriarca Hiam Abbass y Diamand Bou Abboud.

Firma: Carla Sciamma