Angry Birds, la película

El cine sigue buscando inspiración en cualquier lugar y recurre ahora a una aplicación de juegos para dispositivos móviles que desde hace algunos años hace furor entre el público más joven. Un grupo de pájaros enfadados disparan con tirachinas, aplastan patos de goma o lanzan piedras al principal enemigo: los cerdos verdes.

Partiendo de esos personajes, los guionistas han elaborado una historia que combina, y no es un piropo, una trama sofisticada con un argumento extremadamente simplista. Por un lado, el film, se enreda con las clases de autocontrol, la meditación trascendental, el lugar de las pasiones en el comportamiento humano, las sociedades idílicas, el desfase de las fiestas playeras y otros temas más adecuados para el público adulto. Pero por otro, la película se reduce a un montón de golpetazos y trompazos con los que sacar adelante una aventura reducida a defenderse de los malos y atacarles para que la historia acabe bien.

Dudo que el público infantil, muy infantil, al que va dirigida la película, capte el 10% de los mensajes que lanza. Sin embargo, dialogar con esa audiencia puede ser interesante para que aprendan que sentirse enfadados es natural, pero que las rabietas pueden controlarse para poder vivir en paz con los demás.

No obstante, creo que, dado el material que ofrece el film, este diálogo educativo no merece la pena. La calidad visual de la película es impagable y las escenas finales del ataque al castillo de los cerdos mantienen la tensión para que no decaiga el interés. Y con eso nos quedaremos, que tampoco está mal.

En definitiva, los más pequeños disfrutarán sin duda; a los niños más mayores es posible que no les aburra, y a los adultos, depende de lo entregados que vayan a verla.

Firma: Esther Rodríguez