Avalon

Extraordinaria película, en buena parte autobiográfica, de ese nuevo valor que se llama Barry Levinson, quien ya ganara el Oscar por Rain Man (1988). Su sentida crónica de esa familia que hace realidad el denominado “sueño americano”, desde la entrada de Estados Unidos en II Guerra Mundial hasta los primeros años de la Televisión, está puesta en imágenes no sólo con precisión artística, sino con la fuerza del realismo intimista de alguien que ha vivido personalmente un itinerario socio-existencial. Así, con actores apenas conocidos y el significativo paterfamilias (muy bien Armin Mueller-Stahl, el “padre” de La caja de música) al frente del reparto, el espectador se integra en el drama que cuenta y no lo observa desde el exterior.

La realización es brillante, a nivel fílmico-estético, con los hallazgos y la búsqueda formal propios de este autor. Tales son, pues, los grandes valores de Avalon (nombre del barrio de Filadelfia donde se instalaron estos inmmigrados): estudiar por medios exclusivamente cinematográficos las mentalidades de un pueblo europeo que acabará siendo americano sin perder sus últimas raíces.

Todo ello sin estridencias ni concesiones de ningún tipo, evocando una época con imaginación y cierto onirismo creador, que conviene a la psicología de los personajes, “soñadores” en un mundo nuevo y en el cual llegan a “triunfar” más anímica que económicamente.  Otros valores como el amor y la unidad familiar o el espíritu de sacrificio y el volver a empezar, se destacan en esta cinta que si bien ha pasado un tanto desapercibida para el gran público, no así para la Historia del Cine.

Firma: Josep Maria Caparrós