Barcelona noche de invierno

Dani de la Orden y el mismo equipo que le acompañó en Barcelona nit d’estiu repiten en la secuela Barcelona nit d’hivern. Consiguen un resultado técnico bien acabado y el guión está correctamente estructurado, a pesar de que el tratamiento del tema deja bastante que desear. En esta segunda entrega Joan Dausà también compone la acertada banda sonora (con cameo incluido).

Los créditos al estilo de Arròs covat (Kike Maïllo es productor del film) nos llevan a una ciudad de Barcelona que luce sus maravillas a lo Nueva York, como escenario cosmopolita y con encanto donde todo (de más a menos verosímil) es posible. Los actores también están bastante atinados en general, brillando algunos en unas situaciones más que en otras como un maduro Miki Esparbé, que protagoniza la historia más creíble con Bárbara Santa-Cruz; o Berto Romero, intentando plantar humor en medio de un drama.

La pretensión de llenar el cupo de todas las modalidades posibles de idilio sentimental –tildarlo de amor sería un eufemismo– se refleja en unos personajes estereotipados y epidérmicos.

Abuelas que a los 90 descubren un océano, un matrimonio en crisis, el cincuentón divorciado, la madre soltera o el rey mago atascado en un romance del pasado transmiten relaciones –a veces ridículamente imposibles– basadas en lo pasajero, precoz y superficial. A pesar de esto, cabe decir que la tesis inicial de la película que afirma que el amor es mera química (pilotada por el monologuista David Guapo) acaba siendo rebatida, pero con una gran dosis de sensiblería y vacío.

Esperemos que no deciden agotar las dos estaciones restantes sin averiguar antes en qué consiste el amor verdadero.

Firma: Begoña Arribas