Begin again

John Carney no volvió a aparecer en primera línea tras el éxito boca-oreja de su casual y espontánea Once en 2006. Con espíritu parecido ha trazado esta historia en la que la música vuelve a ser la redentora de las situaciones más complicadas de la vida.

Por lo demás, Carney logra autenticar un relato sobre las segundas oportunidades para el neoyorquino gastado por las consecuencias del éxito y las primeras para una extranjera que voló, precisamente, a la ciudad de las grandes ocasiones. De esta manera, el guión encuentra la empatía fácil en un espectador proclive a encariñarse con perdedores algo tramposos, pero todavía románticos respecto al sector musical, y con desafortunadas mujeres, cerebros melódicos en la sombra, que se ven apartadas cuando ya no se las necesita.

El director y guionista irlandés imprime ese tono romántico en esta road movie urbanita y musical que resuelve bastante bien los diversos episodios del guión; ilustra con gracia cómo la creatividad sencilla ilusiona a artistas y a su público y esboza una aventura que engarza muy bien tradición de la ciudad de Nueva York sin convertir su “skyline” y tópicos rincones en la excusa para el cliché. Al mismo tiempo, Carney implica la esfera familiar, con sus relaciones a distintas bandas y sus complicados baches en el camino, de una manera inteligente, positiva y nada empaquetada, que sigue sonando fresca como la misma realidad.

Aunque la estructura con saltos en el tiempo (a veces avanzados al momento de la secuencia anterior) no resulta un hallazgo que imprima especial ritmo y lance las tramas hacia delante, el interior de muchas secuencias sí que alcanza un tono ágil, gracias a unos diálogos divertidos y construidos con efectos colaterales en la caracterización de personajes y en el impulso de los diversos conflictos, que así consiguen interrelacionarse. Incluso las referencias a otras películas, novelas y aspectos más vinculados a la historia reciente se miden bien y no determinan un tono de sitcom fácil y gastada.

John Carney ha contado esta vez con Alexander Gregg, fundador de New Radicals y prolífico compositor y productor musical. Quizá la de Begin again no sea una banda sonora ni suficientemente distinta para los que buscan algo más independiente ni suficientemente pegadiza para los amantes de melodías contagiosas. No obstante, tiene lo necesario para manejarse con interés en el guión y hacer aún más vitalista una historia llena de aparentes fracasos para los que hay esperanza y salida, aunque no sea de la manera más convencional ni de la más vista en otras películas.
 
Firma: Lourdes Domingo