Bel Ami, historia de un seductor

La novela de Guy de Maupassant, publicada en 1885, ofrece un retrato de la decadencia moral de un joven advenedizo en los círculos de poder parisinos, también altamente degradados. El pesimismo existencial y cierta obsesión por la mezquindad humana tiñen la mayor parte de la obra de este escritor francés, inclusive sus cuentos de terror. Bel Ami ofrece un poco de ambos ingredientes.

El cine y la televisión, tanto en Europa como en América, han realizado diversas adaptaciones de esta novela. El mismo George Sanders encarnó a Duroy en un guión sin pretensión de mucha fidelidad, aunque también sin garra. Lo cierto es que ahora ni Rachel Bennette ni Robert Pattinson han superado el tedio de su predecesora de 1947.

La adaptación y dirección -en manos de británicos (que convierten a “refinados” franceses en hablantes de un perfecto inglés)- abordan la pieza con la misma mirada de desprecio del libro hacia las motivaciones ruínes de casi todos los personajes pero, a la vez, con el mismo conformismo intelectual que abandera otras muchas novelas y relatos decimonónicos sobre adulterios e hipocresía.

Sin embargo, no hay nada en la manera de contar de Donnellan, Ormerod y Bennette que otorgue auténtica personalidad o brillo a esta nueva versión. Gracias a actores como Colm Meaney, Philip Glenister e incluso Uma Thurman o Kristin Scott Thomas, la estructura adquiere credibilidad en algún momento, porque lo que es la monótona expresión de Robert Pattinson (ya vista en los casi 500 minutos estrenados de saga crepuscular) acaba por parecer una broma.

Firma: Lourdes Domingo