Capitán Kóblic

Los créditos iniciales de Capitán Kóblic enmarcan el argumento en la dictadura argentina y sus famosos vuelos de la muerte. El punto de partida es interesante, aunque poco eficaz en su plasmación cinematográfica como drama histórico. Eso, si consideramos como tal los devaneos amorosos de un Darín, un militar-cowboy en horas bajas, atormentado por un pasado que se pincela toscamente y que no profundiza en sus motivaciones y pensamientos. A ello no favorecen los flashbacks, poco eficaces y que pretenden suplir esa caracterización del personaje con imágenes lluviosas e iluminadas en exceso.

Destacan la puesta en escena con tintes de western y la fotografía de Rodrigo Pulpeiro. Los parajes y escenarios son bellos y están conseguidos respecto a la estética histórica. Sin embargo, el guión deja mucho que desear. La película es lenta, casi muda y episódica, sin hilo conductor que logre interesarnos más allá. En cuanto al reparto, los actores secundarios, como el caricaturizado comisario, no llegan a la altura del actor argentino (casi español de adopción) ni de Inma Cuesta, al lado de la que Darín aún convence como galán.

Además, hay varias situaciones artificiosas y evidentes, por lo que no se consigue
transmitir al espectador la poca sustancia que tiene el film. La dilatación desmesurada de la acción –pasan muy pocas cosas y tarde– tampoco ayuda.

En definitiva, lamentablemente Capitán Kóblic resulta una película formalmente lograda, de calidad visual, pero fallida en su aspecto narrativo y emocional.

Firma: Begoña Arribas