C’est la vie

Regresan los autores de Intocable con una singular comedia que abarca muchos personajes durante un mismo evento. Con situaciones absurdas, llevadas al extremo pero con mucho realismo, este filme saca más sonrisas que carcajadas.

Olivier Nakache y Eric Toledano cuajaron en el público gracias a su arrolladora Intocable (2011). Después de Samba (2014), vuelven con este largometraje que se aleja de lo que nos han mostrado en otras ocasiones.

El despliegue de personajes en esta película es muy extenso. Pese a que el protagonismo recaiga sobre Max (Jean-Pierre Bacri), son muchos otros los que ocupan minutos en la pantalla. El hecho de que cada uno tenga un buen desarrollo es todo un logro.

Los guionistas se sirven de las situaciones y de la caracterización del elenco –y no tanto de los chistes– para crear el humor, muy bien orquestado. Es Max, el “jefe” de la organización del evento, quien intenta mantener la dignidad alrededor de tanto despropósito, simbolizando así la seriedad burlada en el filme.

Divertida, entretenida y con algún momento espectacular. El ritmo decae en alguna ocasión, aunque se recupera rápidamente. Muy étnica y multicultural, políticamente correcta y con un poco de crítica social de fondo. No intenta desarrollar grandes filosofías, pero sí invita a reírse de uno mismo y a afrontar las dificultades de la vida con ganas. Se echa de menos, por esta razón, un poco más de profundidad como la tenía Intocable.

Firma: Elena Mira