Alexandre Espigares (ganador del Oscar al mejor cortometraje animado en 2014 por Mr Hublot) dirige el primer largometraje de animación que adapta la conocida novela que Jack London publicó en 1906.
Tras varios cortos televisivos y largos de carne y hueso (entre ellas la versión Disney de 1991), un equipo muy bien coordinado de guionistas y técnicos y artistas de la parte visual logran una película que llega tanto a niños como a adultos.
Philippe Lioret (director y guionista de El hijo de Jean y Welcome) y Dominique Monféry (guionista de animación de Lasie de 2014 y director de Kérity, la casa de los cuentos, la casa de los cuentos) son dos de los responsables de la traslación de la novela a la gran pantalla. Sus trabajos citados concuerdan en el tono y profundidad con el que Colmillo blanco aborda máximas como la armonía entre la persona y su entorno.
Sin duda, esta versión de White Fang adopta en lo visual una estilización estimable, que no desentona del valor humano que destila la trama. Con retazos confesos del spaghetti western (unido al uso del Cinemascope); con un concepto plástico (coordinado por Stéphane Gallard) donde la pintura y el naturalismo cargado de detalles escenográficos conviven con las técnicas 3D y de captura de movimiento; y con una contención en los diálogos bien combinada con un realista y emotivo tratamiento sonoro de los espacios y animales, el film se aleja de los cánones de ritmo y estética impuestos por las grandes majors.
En este sentido, Colmillo blanco no tiene nada que envidiar en personalidad y carisma a los títulos de Disney o Dreamworks. Su apuesta es madura, sólida y de una gran belleza tanto en los macro paisajes (de ahí la abundancia, no pesada, de amplios planos cenitales) como en los micro (están magistralmente encontrados los gestos, muy emotivos, de los perros).
Alexandre Espigares compagina todo esto con un uso de la luz tan dramático como acertado. Todo ello, así como la banda sonora de Bruno Coulais (de oportunos toques celtas), exalza los grandes asuntos de London: la lógica cooperación y complementación que puede existir entre el hombre y la naturaleza. Espigares, en su opción por sugerir sin mostrar, transmite muy bien la obvia distinción entre el instinto animal, que puede llegar a ser adiestrado por un humano, y la libertad de este último, que le inclina a adoptar una moral concreta sobre los demás de su especie y sobre los otros seres vivos.
En definitiva, una película jugosa en todas sus vertientes: narrativa, visual y argumental.
Firma: Lourdes Domingo
Director: Alexandre Espigares
Guionistas: Dominique Monféry, Philippe Lioret, Serge Frydman
Intérpretes: -
Género: Animación, Aventuras, Drama
País: Francia, Luxemburgo
Fecha estreno: 15/06/2018
Lenguaje: Coloquial
En la majestuosa y salvaje extensión del territorio del Yukón, en el noroeste canadiense, bajo los atentos cuidados de su madre, un cachorro de perro lobo pasa sus primeros meses de vida sin contacto alguno con el ser humano.
No hace mucho tiempo, su madre vivía con una familia de cazadores indígenas y formaba parte de una manada de perros tiradores de trineo, pero tras un incidente se perdió y no volvió a verlos. Tras superar el duro invierno, logran reencontrarse con la manada y con la familia de cazadores. Su jefe, Castor Gris, se llena de alegría al volver a ver a Kiche, y reconoce el gran potencial que tiene el cachorro al que decide llamar Colmillo Blanco.
El espíritu de supervivencia forjado durante su infancia salvaje, hace que sea un perro incomparable a los demás y Colmillo Blanco no tarda en convertirse en el mejor tirador de trineo. Pero la bravura y fuerza excepcionales de Colmillo Blanco atraen la atención de Beauty Smith, un hombre corrupto y violento que obtiene grandes sumas de dinero organizando crueles peleas de perros clandestinas, y que no se detendrá ante nada hasta lograr adueñarse del animal.
Título original: White Fang
País: Francia, Luxemburgo
Duración: 90'
Fecha producción: 2018
Distribuidora: Big Picture
Color: Color