El viaje de Nisha

Iram Haq, la guionista y directora de El viaje de Nisha, se apoya en su propia experiencia personal para contarnos la difícil historia de esta adolescente. Sirve de muestra de las dificultades con las que se encuentran las jóvenes musulmanas que viven en países occidentales para compaginar los diferentes modos de vida, y en especial de ocio, que se encuentran en su entorno.

La película resulta interesante porque, además de las diferencias religiosas y culturales, añade el universal enfrentamiento entre adolescentes y padres, por lo que, de alguna manera, todos podemos sentirnos identificados con las tribulaciones y tropiezos de Nisha. También nos encontramos una eficaz recreación plástica de la sociedad noruega y la pakistaní, con un acertado trabajo de la dirección artística.

Sin embargo, el film en su conjunto no termina de cuajar. El guion es arduo y de ritmo irregular, por lo que su metraje se hace a la larga bastante pesado. No termina tampoco de dibujar a los personajes con coherencia y los hace dar unos giros bastante inverosímiles (el primer desafío, cuando Nisha sube a su cuarto a su novio con un padre sobreprotector que acostumbra a entrar sin avisar en el cuarto de sus hijos, es solo un primer ejemplo). Si bien es cierto que las personas y en especial los adolescentes, se caracterizan por la inconsistencia de sus acciones, estos desvaríos que introduce Iram Haq en el relato le restan eficacia e interés. El plano final (y no revelo nada), apartando a Nisha en el último momento, es un fiel reflejo del trabajo de esta directora: interés, buenas intenciones y poca definición en el guion.

Firma: Esther Rodríguez