Playground

Con el corazón agarrotado terminamos este film que, debido a su realismo, no deja indiferente a nadie. Bartosz M. Kowalski nos zambulle de lleno en un día de tres pre-adolescentes. Primeramente los contextualiza y luego deja que ellos hagan el resto.

Kowalski sitúa al espectador en la distancia. Hace que la fotografía de Mateusz Skalski se base en muchos planos generales para que así, desde esa perspectiva, se pueda juzgar la acción. Ni el guión es extenso, ni se quieren dar muchos detalles. Tan solo la brillante actuación de los críos, con la larga duración de algunas secuencias, deja espacio para traer una reflexión sobre la imprudencia del joven contemporáneo.

Del mismo modo, se deja entrever el tema del acoso escolar y de la adicción a los videojuegos o móviles, donde la realidad termina por superar a la ficción. Y, pese a que las situaciones se llevan al extremo, en Playground, también se abre una rendija para que se explaye la lírica visual. Mientras, uno sigue planteándose cuáles son las consecuencias de la destrucción familiar en un mundo contemporáneo.

Firma: Carla Sciamma