Cuerpo de élite

El equipo realizador de Cuerpo de Élite ha compuesto una comedia que en su simpleza y sencillez logra algo que no es habitual, por desgracia, en nuestro cine patrio: agilidad, frescura, ritmo y una cierta moderación en el tono que es muy de agradecer.

El film se basa en los tópicos nacionales, en la parodia de las películas y las series americanas de acción y espías y, sobre todo, en la convicción de que solo están haciendo un vehículo de puro entretenimiento. Esta falta de pretensiones consigue que nadie se tome muy en serio la película y así la comedia puede cumplir su función, que es una de las reglas básicas del cine.

La acción y el humor no decaen en ningún momento. En muchos casos el humor es a base de golpes y tortazos, otros son puntos paródicos que quizá sin los referentes actuales se pierdan y algunos momentos son capaces de mantenerlos en el tiempo como la simpatiquísima escena con Mecano de fondo.

El hecho de que el punto de partida sea la integración de los distintos territorios españoles no responde a ningún mensaje concreto, sino sólo a aprovecharse de ello, para provocar la carcajada; aunque en su afán por retratar la variopinto de la sociedad española recurra a lo políticamente correcto (la normalización de las relaciones homosexuales) o se meta en camisa de once varas con ciertas bromas sobre ETA que todavía pueden levantar ampollas.

Los actores cumplen a la perfección con sus papeles: el ministro Carlos Areces, el inagotable agente de movilidad Miki Esparbé, el durísimo sargento Vicente Pérez y la siempre hilarante Silvia Abríl (solo por citar algunos). Entre todos dan la sensación de habérselo pasado fenomenal en el rodaje y así nos lo hacen pasar a los espectadores, siempre que sepamos qué tipo de película vamos a ver al cine.

Firma: Esther Rodríguez