Educación siberiana

Con un pequeño retraso, llega a nuestras pantallas este nuevo film de Gabriele Salvatores, director napolitano, diplomado en Arte Dramático por la Academia del Piccolo Teatro di Milano y responsable, entre otros títulos, de la trilogía Marrakech Express en 1989, Turné en 1990 y Mediterráneo en 1991, ganadora esta última del Oscar a la Mejor Película Extranjera.

Sin ningún género de dudas Educación siberiana no es una película de fácil digestión. Tanto su ubicación temporal, como su situación territorial (con evidentes complejidades étnicas en momentos políticos muy difusos que ya forman parte de la historia de los tiempos) hacen difícil su lectura, pese a sus 110 minutos de duración. Quizás el hecho de estar basada en una historia autobiográfica del autor de la novela, Nicolai Lilin, influya demasiado a la hora de su puesta en pantalla. Quizás el denodado interés en la fidelidad ambiental y la constante exposición de violencia pesa excesivamente en la definición humana de los propios protagonistas, unidos en ocasiones, aunque enfrentados en muchas otras.

Una única protagonista femenina (Eleanor Tomlinson) es la que aporta cierta sensibilidad a la cinta, en un rol algo incierto y difuso. Y John Malkovitch aparece en uno de sus personajes habituales a lo largo de su carrera.

Acción y violencia predominan a lo largo de un film, en el que la forma difumina en determinados planos el carácter intrínseco de los protagonistas (obligados a luchar constantemente y sin desmayo) y en el que la moral cuenta muy poco por situarse en espacios en los que siempre predomina la defensa de la propia integridad.

Firma: Joaquín Guitart