El Comandante y la cigüeña

El director milanés Silvio Soldini, después de estudiar cine en Nueva York, donde dirige Drimage, su primer corto, regresa a su ciudad natal, iniciando una interesante carrera cinematográfica, de la que destacan, entre otros títulos, Pane e Tulipani (2000) y Agata e la tempesta (2004).

En síntesis, El Comandante y la cigüeña establece, de forma imaginativa, las severas opiniones de algunas de las estatuas de personajes famosos erigidas en la ciudad, relacionadas con la problemática de difícil comunicación entre los seres humanos.

Por supuesto, los diversos integrantes de la comedia, involuntariamente y cada uno por su lado, no hacen más que constatar las enormes dificultades con que se encuentran para llevar una vida afectiva y laboral dentro de unos cánones correctos y satisfactorios. Tan solo Elia y Amancio consiguen apartarse del camino trillado gracias a, precisamente, una cigüeña.

Si bien con este planteamiento el guión auguraba interesantes resultados, lamentablemente no es así la resolución final de la cinta. Algunas escenas son exageradamente caricaturescas cuando, en el fondo, rezuman drama profundo.

Son temas que afectan tanto a la vida de pareja y familia como a la general dificultad en la consecución de un puesto de trabajo. Y hoy en día, cuando estos factores influyen de forma tan radical en el desenvolvimiento de las personas, un tratamiento tan banal levanta chispas.

Humor y drama no siempre conjugan adecuadamente.

Firma: Joaquín Guitart