El sueño de Gabrielle

La actriz y directora Nicole Garcia adapta la novela italiana Mal di Pietre, de Milena Agus. Es una historia con una protagonista única, Gabrielle: una mujer que en la pantalla nunca acabamos de conocer, ni entender y con la que es prácticamente imposible empatizar, debido al tratamiento burdo, torpe, desequilibrado y vacío con el que Garcia y Carter, la guionista, han descrito al personaje.

Que Marion Cotillard, el mayor todoterreno de la interpretación que hay en la actualidad, encarne a Gabrielle, no hace sino aumentar la sensación de estropicio que domina el film. Por un lado, sus intentos por dar forma creíble a su papel revelan las enormes carencias del mismo. Por otro, fiel al guion que le marcan, es triste verla exhibida, exagerada y sobrepasada por los excesos de un supuesto (y ya superado) anhelo de transgresión convertido en un mal anuncio de colonia barata para actrices noveles.

De la trama poco se puede salvar, excepto, quizá el papel de José, su paciente marido, interpretado por el hierático Alex Brendemühl, cuya escasa gestualidad en este caso encaja con el rol asignado.

Tampoco está mal la ambientación, sobre todo en el campo y en los interiores del pueblo y del balneario. Pero estos son meros escenarios que poco pueden hacer para dar coherencia a una historia racionalmente inexistente. La pasión desequilibrada, que podía ser un valioso tema en sí mismo, se disfraza de liberación social/sexual y deambula por la pantalla sin orden ni concierto hasta un final (y no revelo nada) del que lo mejor que se puede decir es que parece una bienintencionada tomadura de pelo.

Firma: Esther Rodríguez