Entre los dos

Mark Noonan se estrena en el mundo del largometraje de ficción con este drama familiar. La relación forzosa que surge a través de la pérdida de un ser querido común es algo ya muy manido en el cine. Sin embargo, siempre hay formas originales de contarlo.

Aidan Gillen (Juego de Tronos, Sing Street) interpreta a un presidario que ha salido sin terminar su condena para ver si es capaz de hacerse cargo de su sobrina huérfana. Aunque Gillen realiza una buena interpretación, quien acapara la pantalla es Lauren Kinsella en el papel de preadolescente espabilada y precoz, pero que mantiene algunas reacciones infantiles propias de su edad.

Pese al ritmo lento y a una música que a veces interrumpe más que acompaña, el director consigue establecer la relación entre los protagonistas a través del humor y la ironía en la desdicha de cada uno. La fotografía se sirve de los contrastes: juega con los bonitos atardeceres invernales a la vez que sitúa a los personajes en un paisaje lleno de caravanas en medio de la nada y junto a unas vías de tren oxidadas. Se agradece este paisaje desolador frente a los tonos grises y lluvias repetitivas en este tipo de historias.

Un filme agridulce que Noonan conjuga bien en un guión con las pausas necesarias y unos diálogos con las palabras justas. Una pena que el título pierda mucha fuerza –y gracia– con su traducción al castellano.

Firma: Elena Mira