Frozen. El reino del hielo

Disney presenta la que será, seguramente, la aventura de estas Navidades. Una historia pensada para despertar ilusiones en los más pequeños y colmar su imaginación. No es tan loable la narración como su puesta en escena. Y es que el verdadero valor de esta cinta es la maravillosa recreación de los paisajes invernales, las figuras de hielo y los decorados en los que se desenvuelven los personajes.

De su argumento, nada destacable. Frozen cuenta, de forma tradicional, el clásico desencuentro entre personajes que, para resolverlo, deben enfrentarse a sus miedos y a sus realidades. Los inquebrantables lazos familiares y un apunte acertado sobre el verdadero amor ponen la nota más trascendente del film.

Por otro lado, los números musicales –a los que quizá se les otorga demasiada importancia– le dan a la película ese tono desenfadado e infantil que tanto se estila en Disney. Con todo, se reconoce que la banda sonora (del compositor galardonado con un Tony, Robert Lopez, y de Kristen Anderson-Lopez) está a la altura de los inmensos escenarios en los que se desparrama Frozen.

Al mismo nivel artístico se encuentran, también, los maravillosos e irrenunciables secundarios que no sólo salvan el guión, sino que impiden que esta cinta sea únicamente una melosa aventura más de princesas. Entre todos, el trío formado por Kristoff, Sven y, en especial, el muñeco de nieve, Olaf, consiguen que el espectador, sobre todo el adulto, contacte con el film y quiera repetir después de un tiempo.

Firma: Mar Pons

Extras DVD:

• Audio: español, catalán, inglés, portugués
• Subtítulos: español, portugués, inglés codificado para sordos
• Corto de cine original: Get a Horse!