Furia de Titanes

Louis Leterrier, confeso admirador de la película original dirigida por Desmond Davis, parece no tener claro cuáles son sus prioridades. Su remake es una débil copia del film de los años ochenta, donde lo único que sobresale son los efectos especiales –algo no muy difícil de superar-, y el atrezzo de las localizaciones. Además, tampoco es fiel a la historia original, aunque Hollywood ya no nos sorprende al respecto.

Por otro lado, los personajes principales no están a la altura del mito, es más, sobran muchos secundarios que no aportan nada original al argumento y confuden al espectador con otros relatos épicos (claro ejemplo es Ío). El guión no acierta con la psicología de los personajes ni con el ritmo narrativo, que llega a ser pesado, a lo que contribuyen las inexpresivas y frías actuaciones de los actores, sobre todo la de Sam Worthington.

Leterrier ha querido distanciarse tanto de su predecesora, añadiendo personajes e historias inverosímiles y erróneas, que no ha conseguido alcanzar la encanadora sencillez de la versión de 1981. Desgraciadamente, Medusa no es la culpable de que te quedes de piedra a lo largo del visionado.

Firma: Andrea Rodríguez