Habemus Papam

Nanni Moretti es un gran fabulista que ha trabajado la vertiente cómica que ofrece exagerar algo que es real. Por eso, algunas de sus películas están a caballo entre el documental y la ficción con crítica social; la genial Caro diario y su especie de secuela Abril son dos claros ejemplos. Pero Moretti también ha sabido adoptar un prisma serio e incluso trágico como La misa ha terminado o la triunfadora en Cannes La habitación del hijo.

En Habemus Papam prueba con un intermedio. Lo serio predomina sobre la cómico, pero esto existe, y el escenario posible gana terreno sobre el real. Y esa heterogeneidad repercute en el guión y su credibilidad. En parte también porque se alarga en exceso el drama interior del protagonista, en su vagabundeo por Roma, y la caricatura de cónclave alargado y simulación de normalidad dentro del Vaticano.

Moretti apunta hacia un elemento importante en la vida del ser humano como los miedos y temores a no estar a la altura de lo que se espera de uno, pero olvida algo fundamental dentro del ámbito religioso: la ayuda divina. El dibujo del colegio cardenalicio es el de un grupo de ancianos algo ingenuos y muy cansados de la vida, y con intensos deseos de evitar más cargas o responsabilidades. Todo eso ofrece una visión triste de la Iglesia, más que crítica en sentido negativo. Por su parte, el director y guionista italiano se reserva el papel de psicoanalista, que aporta una perspectiva irónica sobre la conocida profesión.

Con apariencia de fábula religiosa, el film está más cercano al drama existencial del “individuo” contemporáneo.

Firma: Lourdes Domingo