Hojas de hierba

Tras años después de su producción y distribución en Estados Unidos y otros países, se estrena este curioso encuentro entre actores consagrados (también en el rol de meros secundarios) y una estrambótica trama, que evoluciona mientras va alterando su tono.

Tim Blake Nelson es un polifacético hombre de cine: guionista y director de la aceptable La zona gris, es también un eficacísimo actor de reparto y productor. En esta ocasión, ha deambulado por la zona Coen, de la que intenta extraer, sin mucha solvencia, la peculiar mezcla de géneros que caracterizan las películas de estos conocidos hermanos.

Es cierto que Blake logra sorprender con sus bruscos giros de la comedia de enredo al thriller violento, o incluso al drama reflexivo. Pero la sorpresa se queda en eso, sorpresa, porque no va acompañada de un hilo coherente que una las diversas tonalidades que adopta el conflicto. No es trivial la subtrama más profunda e intelectual -labrada en las conversaciones alrededor del debate clásico entre pasiones y la razón, el caos y el orden, con citas de filósofos y literatos-, sin embargo, su efecto en el guión es un complemento más. Aunque da sentido al tema de fondo, no logra momentos muy brillantes ni siquiera poco previsibles.

Edward Norton, también productor del film cumple en su esforzado doble rol, a pesar de que no se trata de su mejor trabajo, del mismo modo que el resto del reparto. En Hojas de hierba todo gira con soltura, no se trivializa ni tampoco se cuestiona el submundo de la droga, mientras se dejan en buen lugar valores tradicionales como la familia, aunque sea en un alocado y contradictorio contexto.

Firma: Lourdes Domingo