Hombres armados

Contundente película del cineasta vanguardista norteamericano John Sayles (El secreto de la isla de las focas, Lone Star), basada en el libro del corresponsal de guerra Francisco Goldman, La larga noche de los pollos blancos.
Aunque nunca se menciona a un país concreto, la historia se desarrolla
en Guatemala durante la recién acabada Guerra Civil, donde se enfrentó
al ejército del Gobierno con la guerrilla; conflicto bélico que duró 35
años y tuvo como balance 440 aldeas mayas desaparecidas, 150.000
muertos e incontables viudas y huérfanos.

Narrada con dura sobriedad y rodada en escenarios naturales mexicanos, en idioma español y en las lenguas de los indios Nahuatl, Tzotzil, Maya y Kuna,
Sayles ha seguido su estilo innovador y contado asimismo con un cuadro
de excelentes intérpretes: desde el argentino Federico Luppi, como el
desengañado médico “que da bastante credibilidad a su ingenuo
personaje” hasta los nativos que se interpretan a sí mismos. Resulta
también muy significativa la pareja de turistas estadounidenses con la
que se topan los protagonistas.

Con todo, este realizador
independiente ha querido imprimir a su denunciatorio relato visos de
universalidad: “Una de las cosas sobre las que trata la película es la
responsabilidad de saber. ¿Qué hace la policía? ¿Qué hacen los
gobiernos? ¿Qué hacen las empresas? No se puede pretender que no se
sabe. Ese es el punto en que se encuentra el Dr. Fuentes, entre la
ignorancia real y la ignorancia pretendida. No quería que la gente
dijera que eso sólo puede pasar en El Salvador, en Guatemala o en
México. Esto no sólo pasa en Latinoamérica. Este tipo de cosas ocurren
a África, en la ex Yugoslavia y en la ex Unión Soviética. Y por
supuesto pasó en USA, donde se produjo el mayor genocidio de indígenas
de todo el planeta”. Por su parte, el autor de la novela añadiría: “Le
sucedió al hermano de mi tía. Durante años, el médico intentó
establecer en Guatemala un programa de técnicos en salud rural y,
debido a este esfuerzo, tuvo que exiliarse con su familia dura.

Firma: Redacción