Ice Age 4: La formación de los continentes

Steve Martino, director de Horton, y Mike Thurmeier, ya veterano en esta saga por haber participado en la segunda y tercera entrega de Ice age, se reúnen para continuar con las locas historias de un grupo insólito de amigos inseparables.

Quizá, lo menos importante, y menos destacable, de este film es el argumento que no aporta novedad alguna. La riña de Melocotón con su padre y su conducta adolescente, el enfrentamiento de Manny con los piratas o la incorporación de una novia para Diego no son el reclamo de esta entrega que conserva y respeta la identidad de la saga.

Los agudos diálogos, los gags inteligentes, los personajes inagotables o las escenas surrealistas contribuyen a que el espectador mantenga una sonrisa perenne mientras dura la película, y constituyen su principal atractivo. Destacan, como siempre, la tozudez de un Scrat más desesperado que nunca por conseguir una bellota y la ingenuidad y torpeza de Sid, que con la ayuda de su abuela se convierten en la familia más singular de la gran pantalla y abruman con su incontrolable actuación.

Ice age 4 incluye, de forma nada sutil, alguna moralina sobre la amistad o la familia pero lo que, en realidad, la hace una buena opción para todos los públicos es el contexto en el que se desarrolla la historia: el mundo habitado por unos disparatados animales capaces de destruir la Tierra con sólo una bellota y que se reinventan en cada entrega. Ice age 4: la formación de los continentes sigue demostrando que la capacidad de la animación para reproducir con verosimilitud escenarios naturales y el movimiento de personajes es ilimitada y, en este caso además, refrescante.

Firma: Mar Pons