Indomable

Steven Soderbergh, uno de los grandes directores de las últimas décadas, nos sorprende en esta ocasión con una extraña película que se queda a medio camino de cualquier lugar al que quisiera ir.

Como película de intriga, Indomable nos presenta una historia muy poco original que no renuncia, sin embargo, a los defectos habituales del género: una sucesión de nombres y caras que generan una confusión que sólo se aclara la final, cuando el espectador ya ha renunciado a intentar entender la trama. Como película de acción y artes marciales, este film carece de la espectacularidad que suele acompañar al género. Bien es cierto que la elección de una mujer como protagonista levanta un poco el interés, sobre todo sabiendo que la intérprete, Gina Carano, ha realizado ella misma, sin  necesidad de doble, todas las escenas de acción. Su dominio de las artes marciales imprime además cierta elegancia a las duras peleas en las que se ve envuelta.

A Carano, que es casi novel, le rodean un plantel de actores secundarios tan impresionante como desaprovechado. Ni Douglas, ni Banderas, ni McGregor pueden hacer mucho por enriquecer unos personajes estereotipados, planos, casi caricaturas aunque sin llegar a la parodia, (que bien podría haber sido ser otra de las opciones que eligiera Soderbergh para contar esta historia)

Al final, la principal aportación de Indomable es cierto aire de homenaje a los films de espías de los 70 (Bullit, Los tres días del Cóndor…) con una música apoyada en trompetas y saxos, alejada de la electrónica actual, y unos paisajes urbanos (con Barcelona a la cabeza) eficazmente grabados, lo que da un poco de realismo y versatilidad a esta película.

Firma: Esther Rodríguez