Inevitable

Jorge Algora, que escribe y dirige esta producción ha reunido en ella una serie de tópicos (el hombre maduro y exitoso hastiado de la rutina, la artista deshinibida, la psicoanalista argentina, la nostalgia de la pasión que pudo haber sido…) y los mezcla sin aportar absolutamente nada nuevo.

El comienzo, ambientado en Santiago de Compostela en los años 50, tiene un tono entre retro y naif bastante vergonzoso que hace presagiar lo peor. A partir de entonces, pasadas ya varias décadas, la película arranca algo más prometedora para acabar estancándose en seguida entre los desaforados encuentros sexuales del protagonista, las frases presuntuosas y vacías, más de tarjeta de San Valentín, del escritor y una intriga sobre la identidad de los personajes previsible y anodina.

Lo mejor de la película, sin duda, es una extraordinaria actuación de Darío Grandinetti, muy superior a lo que su personaje ofrece. Tampoco están mal la fotografía y algunos de sus planos por lo que observamos con optimismo que cuando Algora tenga algo interesante que contar podrá ofrecernos una gran película.

Firma: Esther Rodríguez