Infiltrados en Miami

No hay nada nuevo en esta buddy movie (superada la primera y costumbrista sorpresa de saber que es un enfrentamiento entre cuñados) que no hayamos visto ya en cientos de películas de los últimos treinta años. Persecuciones, capos latinos de la mafia, redes de distribución de drogas, incompatibilidad de la pareja protagonista, informáticos orientales, megafiestas repletas de sensuales mujeres y desocupados varones que llenan sofisticadas discotecas y muy poco sentido común en la mayoría de los gags que proponen sus guionistas.

Si en algo se distingue esta producción, y no precisamente para bien, es por su aceleramiento y su exageración. Todos los personajes gritan en exceso y los diálogos y escenas tienen un extra de celeridad debido no a la acción de la trama sino a la falta de definición de los personajes y de las ideas que plantea.

En definitiva, salvando el mensaje de que incluso las personas que más nos enervan pueden tener su lado positivo, no hay en esta película nada aprovechable y, dada su tendencia a la taquicardia, quizá no sea aconsejable ni como subproducto de entretenimiento para una sobremesa.

Firma: Esther Rodríguez