Insensibles

Juan Carlos Medina debuta de la mano de un guionista consolidado en el terror, Luiso Berdejo, de Rec y en su aventura americana como director de La otra hija. El miedo es el género que está haciendo más rentable las producciones autóctonas. En esta ocasión, el trasfondo de la guerra civil vuelve a hacerse presente, como el El bosque, más como excusa tétrica que añada motivos para el aislamiento y alejamiento, que como discurso del film.

Medina trabaja una historia que mezcla un tono realista, sobre todo en la trama del presente, junto a uno semimitológico en la del pasado. Ese mejunje pasa factura en la falta de convicción con que el espectador mira el conflicto de los adultos, bastante maniqueo y encabezado por un actor poco suelto en los diálogos, mientras que la trama infantil adquiere un tono algo mágico y lírico en algunos pasajes. Es una lástima que ese tipo de relato de terror infantil no predomine más.

Los clichés del género –deformidades, sanatorios, entornos lúgubres, extraños y ortopédicos aparatos de hospital- funcionan hasta cierto punto y esconden las trazas más maniqueas de un guión que se hunde poco a poco, a pesar de un arranque muy sugerente.

Firma: Lourdes Domingo