Iqbal y la fórmula secreta

El metraje de Iqbal y al fórmula secreta resulta correcto por dos razones. La primera porque formalmente no se sale de la líneas establecidas para un guión común. Y la segunda, porque socialmente quiere ser correcta y lo consigue. Representa a una familia marginal de emigrantes, que vive en un barrio de ladronzuelos y estafadores que son personas reales y buena gente. También se habla de integración, superación de un trauma y amor familiar.

Cuando descubrimos que el film está basado en la novela del indio Manu Sareen, entendemos mucho acerca de sus ganas por retratar la sociedad, ya que Sareen es un político danés y ex ministro de infancia, igualdad de género, integración y condiciones sociales. Este político y escritor también es autor de otros libros que tratan otros temas sensibles como el matrimonio forzado.

Gracias al tópico de un niño incomprendido por su familia, muchos chicos se sentirán reflejados en el protagonista. Pese a todas sus meteduras de pata, Iqbal no termina de ser gamberro, aunque en ocasiones, sí un poco mal hablado.

El nudo del conflicto es muy simple y, poco a poco, la trama gana en intensidad. La realización resulta atractiva para el público al que se dirige con el uso de la cámara lenta, planos cuidados y algún que otro efecto especial que hacen volar la imaginación entre fórmulas químicas.

Pero sobre todo hay que resaltar el trabajo del compositor Halfdan E que redondea la obra con una excelente música que terminará por atrapar a los niños. Halfdan refleja lo consolidado de su trayectoria en esta combinación entre música moderna, india y reggae… ¡Y todo sin desentonar!

Firma: Carla Sciamma