Juegos sucios

E.L. Katz pone ante nuestros ojos una trama de perdición absoluta de un hombre que, en principio, sólo quería sacrificarse para mantener a su familia, como ocurriera con Mr. White en Breaking Bad. Así, el odio, la crueldad y la avaricia acabarán abriéndose camino entre los corazones de estos personajes, a través juegos macabros que acaban siendo propios del retorcido anfitrión de Saw (sin ser tan gore) y con la crudeza visual de cualquier película de Aronofsky. Así pues, lo que comienza como un juego acaba convertido en una tragedia, como una bola de nieve que cae por la ladera de la montaña.

Tanto las actuaciones como la dirección son más que adecuados para la historia que se cuenta. El guion, pese a estar bien trazado (conflicto creciente pero con buen ritmo), presenta algunos agujeros o faltas de verosimilitud, así como una evidente escasez de profundización en la motivación de los multimillonarios.

Una película para adultos aficionados al género de la comedia negra, pero bastante desagradable para el resto del público, puesto que en ochenta minutos conseguirá hacerte retorcer sobre el sofá desde la mitad en adelante.

Firma: Josepmaria Anglès