Juntos y revueltos

En Juntos y revueltos se ha querido jugar en un terreno seguro, sobre todo pensando en el público americano. Cuenta con una pareja cinematográfica que funciona en taquilla y que repite por tercera vez en la gran pantalla, Drew Barrymore y Adam Sandler; y un director, Frank Coraci, que ya les dirigió en El chico ideal y que acostumbra estar detrás de muchos títulos del actor.

Juntos y revueltos tampoco arriesga en la temática. La serie La tribu de los Brady o las dos versiones de Tuyos, míos y nuestros ya planteaban una familia fruto de la unión de dos padres con sus respectivos hijos. Si antes era algo excepcional, en la actualidad cada vez es más habitual, como demuestra la película. No obstante, esta comedia no profundiza en las dificultades que esta situación conlleva para los hijos, sino más bien explota la vertiente cómica.

A su favor, puede destacarse que se muestran unos padres protagonistas cuya prioridad son sus hijos y que, en el fondo, todos necesitamos a un padre y a una madre, porque cada uno aporta cosas distintas a la familia. Mientras, el film deja en ridículo a aquellos padres que se separan y eluden su responsabilidad como progenitores.

A pesar de su carácter familiar, desentona alguna broma para conectar con los adultos, igual que los numeritos del showman del hotel que se hacen odiosos. Un producto comercial más que intenta captar la atención de toda la familia en las vacaciones estivales. Bastante prescindible.

Firma: Montserrat Bros