Tom Moore es una especie de incipiente Hayao Miyazaki en occidente. Gracias a La canción del mar y a su anterior obra, la excelente El libro de Kells, no estamos huérfanos de cine de animación de trazo manual, dos dimensiones y voluntad de belleza, sugestión y profundos sentimientos.
La pasión por la mitología occidental y, en especial, por la celta, ha hecho que este irlandés se lanzara a esta nueva producción, cuyo proceso ha durado más de 18 meses. Además, en los tiempos que corren, se atreve a defender una narración que refleje lo que tiene de meditativo la profesión de dibujar y animar. Moore respalda el ritmo pausado de Miyazaki y el tiempo que se tomaba el cine de aventuras de los 80 para contar sus historias, como sucedía en E.T. o Los Goonies. Adoptar estas pautas, dice, es el mejor antídoto para el ruidoso cine de las majores, cada vez más rápido y de apasionante imaginería.
El argumento de La canción del mar es un fascinante cuento, cargado de simbolismos y analogías con sucesos posibles en la vida familiar, más allá de la literalidad de la portentosa y rica fantasía que despliega. Lo grande de Tom Moore es que su cine no se queda en el esteticismo o el virtuosismo. De hecho, no se puede quedar ahí porque sus personajes y sucesos palpitan con personalidad y fuerza. No solo es emotiva la trama sobre la pérdida y la aceptación. Todas las alusiones a los sentimientos encerrados en botes, al miedo a perder el control y vehicularlos con sabiduría natural son brillantes y muy profundas. Incluso la caracterización de la Bruja antagonista huye del esquematismo y el cliché. La humanidad rebosa hasta en las piedras. Y no es una metáfora.
Moore confiesa sus inspiraciones gráficas en los grabados geométricos de las rocas ancestrales de su país y Escocia. Al mismo tiempo, relata cómo, junto a su colega Adrien Merigeau, encontraron ciertos paralelismos entre ellas y Klee y Kandinsky, cuyos trazos perviven en algunas geometrías del film.
No obstante, sin pesadez y con sutilidad, el espectador encontrará otras muchas caras de nuestra civilización. Las espirales a lo Klimt, las ondas y olas marinas con aires de ilustración de los años 70, la conexión con el cuento de Hansel y Gretel y, de rebote con jugosa propina, la cercanía con La noche del cazador en su animación de la naturaleza que rodea a los pequeños protagonistas.
La canción del mar es la ocasión de introducir a los niños, de generación dibujo manga agitado o Pixar alocado, en un cine rico, espléndido, generoso en lo que cuenta y cómo lo cuenta, prodigioso en lo afectivo y con una orgánica y sugerente banda sonora. Por su parte, los adultos también disfrutarán de todo esto, pues Tom Moore es de los que piensan que el pequeño espectador es el más listo de todos.
Firma: Lourdes Domingo
Director: Tom Moore
Guionistas: Tom Moore, Will Collins
Intérpretes: -
País: Bélgica, Dinamarca, Francia, Irlanda, Luxemburgo
Fecha estreno: 08/05/2015
Lenguaje: Coloquial
Ben y Saoirse viven con su padre en un faro, en la parte más alta de una diminuta isla. Su madre desapareció poco después de dar a luz a la pequeña Saoirse. Ben no acepta a su hermana que, además, aún no es capaz de hablar a pesar de que ha cumplido 6 años.
Una serie de rápidos acontecimientos les embarcan en un viaje fantástico, donde ambos se enfrentarán a miedos y peligros, y lucharán contra la Bruja para ayudar a los Seres Mágicos a recuperar su poder.
Título original: Song of the sea
País: Bélgica, Dinamarca, Francia, Irlanda, Luxemburgo
Duración: 93'
Fecha producción: 2014
Distribuidora: Karma Films
Color: Color