La cueva

Alfredo Montero se lanza al found footage con El proyecto de la bruja de Blair, Cloverfield (Monstruoso) o REC como horizonte admitido. Aunque en el guión le ayuda Javier Gullón (Enemy, Invador), la cosa, o en este caso la cueva, no resulta muy prometedora.

La novedad respecto a obras anteriores es la ausencia de lo fantástico, para centrarse en lo real (que no siempre verosímil), y el paisaje de Formentera, sobre el que se despliega, en el primer tramo del film, un conjunto de secuencias supuestamente de naturalismo divertido (baños nudistas, alcohol, sexo y porros). Al cabo de poco, La cueva (película) queda a merced de ese espacio, en el que se realiza un esforzado, complicado y equilibrista ejercicio de rodaje cinematográfico que no logra brillar debido a un guión escaso de dramatismo y personajes de interés y desbordado de frases huecas, insultos y una ridícula evolución hobbiana.

Alfredo Montero organiza un tramposo pasaje del terror que, quizá debido al rodaje adicional tras el estreno en Sitges 2012, rompe la unidad en el punto de vista con un final que desentona con la poca coherencia que quedaba.

Firma: Lourdes Domingo