La leyenda de Barney Thomson

Robert Carlyle debuta como director en esta comedia negra que también protagoniza, basada en una serie de novelas escritas por Douglas Lindsay. La película ganó el año pasado el BAFTA a la mejor película y Emma Thompson se llevó el de mejor actriz. El primero, es discutible, aunque cabe remarcar que la dirección y montaje del film son impecables, así como la cuidada fotografía. Y por ello debió de ser nominado Carlyle al premio de la academia inglesa a mejor director, además de serlo a mejor actor.

Sin embargo, estos logros técnicos no son suficientes como para hacer de La leyenda de Barney Thomson un film noir destacable. Música de western, humor negro y grandes actores –notablemente escoceses en la versión original– no convencen en un film demasiado personal, truculento y desagradable. Este quiere ensalzar la figura del protagonista, erigido como narrador icónico de la historia y aspirante a leyenda; algo que Carlyle encaja, al inicio, con su lánguido físico y raro personaje (como todos los demás), pero que se va perdiendo por el camino.

Emma Thompson demuestra que no hay papel que se lo ponga por delante, en la piel de madre sádica que intenta sortear los accidentes absurdos que provoca su inexperto hijo, perseguido por la fatalidad.

Si ya el inicio de esta leyenda es macabro –con alguna imagen explícita e innecesaria– imaginen si vale la pena esperar hasta el final, todavía más absurdo.

Firma: Begoña Arribas