La piedra de la paciencia

Atiq Rahimi es un escritor y director afgano afincado en París. En 2005 el asesinato de una poetisa de su país le llevó a escribir una novela, La piedra de la paciencia, en homenaje a ella y como denuncia de la situación de la mujer y los derechos humanos en Afganistán. La novela obtuvo el prestigioso premio Goncourt y Rahimi decidió llevarla él mismo a la pantalla, como ya había hecho anteriormente con otra de sus producciones literarias.

A pesar de algunas panorámicas de gran belleza y de varios exteriores que reflejan la miseria y devastación de las calles, la película se desarrolla en su mayor parte en la habitación donde yace tumbado el marido de la protagonista. El relato adquiere, por tanto, un tono intimista y el guión se concentra en un larguísimo monólogo de inevitable comparación con las Cinco horas con Mario de nuestro Delibes.

Y ahí radica uno de los grandes problemas de la película. La de Delibes dio el salto a los escenarios y es en el teatro donde adquiere su forma idónea y toda su fuerza. Pero Rahimi, al adaptar su novela al cine, no ha conseguido quitarle su dramaturgia literaria y ésta se acaba convirtiendo en un lastre que perjudica el seguimiento de la historia. Literatura y cine son dos lenguajes fantásticos pero distintos y a los escritores que adaptan sus obras les cuesta a veces comprenderlo y realizarlo. La actriz debe moverse continuamente para facilitar diferentes encuadres y no sabemos bien cuándo habla con su marido y cuándo está pensando en alto. La mayor parte de las veces parece lo segundo y resulta cansado e incongruente por lo prescindible de sus afirmaciones (porque ya estamos viendo que han arreglado la puerta, o vienen los soldados, o entierran a los vecinos…).

El otro gran problema de la película, lamentablemente, es la historia en sí. Todo gira en torno a la protagonista y no es un personaje que esté claramente definido. Maternal y despegada, piadosa y hereje, pudorosa y promiscua… al final todo se lleva al terreno del sexo de un modo bastante enfermizo y perverso. Puede ser la intención del propio autor, pues el vejatorio y desinformado trato sexual que se da a las mujeres en su país puede provocar este tipo de esquizofrénico comportamiento; pero esta es una conclusión a la que llegamos queriendo salvar la intención del guionista, no porque él haya sabido transmitírnosla.

De todos modos, el guión en general es flojo y algo torpe, con demasiadas incongruencias, errores de racord y personajes y tramas desaprovechadas.

Una cuidada fotografía, un precioso vestuario, una más que correcta dirección artística y una magnífica banda sonora, bella y sugerente, no consiguen levantar un guión demasiado pegado a lo más bajo de la condición humana.

Firma: Esther Rodríguez

Extras DVD:

• Audio: español, catalán, farsi
• Subtítulos: español, catalán
• Tráiler
• Ficha técnica
• Ficha artística