La reconstrucción

Hace bien Juan Taratuto en no poner el título de su película hasta que ésta termina. Es coherente con lo que plantea, ya que, según observamos, la reconstrucción de la vida de Eduardo no comienza hasta el final de la historia (y juro que no estoy revelando nada sustancial del film).

Todo lo que su escasa hora y media nos cuenta es un pausado punto de inflexión en la vida de este antipático ingeniero dejando el resto, su nuevo futuro, en la intimidad, fuera de los ojos de los espectadores. Esta apuesta es lo más interesante de la película pero también su principal lastre, pues el meollo del relato queda algo pobre teniendo en cuenta, además, que el desenlace se sospecha demasiado pronto. Resta tan solo la tensión en las formas, los momentos y los secretos del pasado.

A pesar de ello (y de la mugre de la que hace gala el protagonista) la película es bastante bella. La Patagonia se muestra en todo su frío esplendor, sin preciosismos de relleno y Diego Peretti realiza una interpretación tan soberbia que consigue dotar de humanidad a un personaje a todas luces desagradable. Otro acierto es la naturalidad con la que se cuentan los sucesos dramáticos que acaecen en la familia de Mario, su amigo. O la fuerza expresiva y narrativa que adquieren objetos cotidianos como los guantes, el asado o una cortina de ducha.

Al final es difícil quitarse la sensación gélida que la película transmite (y no sólo por sus paisajes) pero si se reflexiona lo suficiente, se agradece la idea central de que en la vida siempre hay una segunda oportunidad para superar los errores, los miedos o la vergüenza que estos producen.

Firma: Esther Rodríguez