La verdad de Soraya M.

La película está producida por algunos de los responsables de La Pasión de Cristo. Esta vez han escogido una historia que guarda ciertos paralelismos con el argumento dirigido por Mel Gibson. Se trata de una adaptación de libro escrito por Freidoune Sahebjam, periodista que conoció los lamentables hechos en un viaje de trabajo a Irán y que, luego, trasladó al papel.

A pesar de la magnitud de la historia, el guión es flojo, ya que su recorrido es lineal en la caracterización de personajes –subrayada excesivamente por una realización demasiado evidente y efectista- y en la existencia de una única trama.

La dirección de Cyrys Nowrasteh se debate entre ser rigurosamente realista con el paisaje auctóctono y entre cierto tono mágico en algumos momentos de fotografía casi publicitaria.

Críticas formales a parte, la historia de Soraya –triste, injusta y más que lamentable- vuelve a poner de manifiesto la diferencia entre la persona que se guía por una conciencia recta y quien la tuerce, incluso en sus convicciones religiosas, para alcanzar un beneficio personal. Esos debates, presentes en algunos personajes como el alcalde o el viudo, y la fenomenología del rumor y la mentira premeditada (tan en boga en la sociedad mediática) enlazan la historia de Soraya con la Pasión de Mel Gibson, a la par que ilustran algunos principios básicos de espiritualidad auténtica. La piedad sencilla y sincera de los que creen en Alá y, por contraste, la de los que se sirven de Él serían un botón de muestra de lo que ofrece la película.

Firma: Lourdes Domingo