Las crónicas de Blancanieves: El cazador y la reina del hielo

Tras Blancanieves y la leyenda del cazador, el productor Joe Roth y gran parte de su equipo han convertido su versión de universo de los hermanos Grimm en casi una franquicia donde pervive cierto tono oscuro de esa primera entrega y un nuevo aire de Conan el Bárbaro algo paródico.

Esta especie de precuela (casi más entrecuela) parte de los personajes ideados o transformados por Evan Daugherty (Divergente, Ninja Turtles) en 2012. Ahora, se encargan de moldearlos el guionista del Hércules de Brett Ratner y de diversas comedias de los últimos años (Por la cara, Resacón 2 y 3) y un habitual de la casa Disney. Ambos, Spiliotopoulos y Mazin, han logrado dar cierta continuidad a lo que parece una saga, sobre todo en lo que respecta a la voluntad de profundizar en las motivaciones de los antagonistas de los cuentos.

Sin duda, esta resulta la parte más interesante del guion, pues coincide con la que cuida más la complejidad y el deseo de reinterpretar o desarrollar el argumento trazado por los Grimm en su momento. De este modo, la relación antagónica y compelementaria entre las hermanas se presenta con originalidad, capacidad de sugerencia y fuente primera de la idea de fondo el film: el amor, el afecto y el compromiso son el básico de los básicos de la vida del hombre.

Sin embargo, en su mayor parte, el film aboga por el espectáculo, la acrobacia, una pobre recreación de la guerra de sexos y el recurso al humor a base de usar la figura de los enanos; lo que acaba reclamando la presencia de un público entre adolescente y juvenil. Sin duda, su tono oscuro, terrorífico y violento excluye a los más pequeños.

En este sentido, la capacidad de entretener y combinar esos elementos más maduros y los más comerciales se debe al trabajo artesano y eficaz de Cedric Nicolas-Troyan. Este francés, antiguo publicista y supervisor de efectos visuales, dirige aquí su primer largometraje, después de haber trabajado, precisamente, en los efectos especiales de Blancanieves y la leyenda del cazador.

En El cazador y la Reina del hielo la capacidad expresiva del 3D, el chroma y las demás recreaciones digitales son prodigiosas. En especial, cobran relieve cómo se hacen dúctiles los objetos de ese mundo de fantasía, cómo se transforman hábilmente en otras cosas y cómo también se trabaja, en ese sentido, el juego de vestuario. Aquí la labor de la grandísima Colleen Atwood merece un especial reconocimiento. Sus creaciones para Freya y Ravenna son espectaculares de principio a fin y muy bien empleadas en el guion para definir a sus personajes y convertirse en parte de la acción.

En definitiva, estamos ante una apuesta por renovar la fantasía sin arriesgar demasiado la taquilla. Y de ahí sus más y sus menos.

Firma: Lourdes Domingo