Los hombres que miraban fijamente a las cabras

Divertida, ágil y con un reparto que colma las expectativas. Basada en el bestseller del mismo nombre de Jon Ronson, la adaptación al lenguaje audiovisual es digna de verse y de recomendarse a amigos. La película toca temas ya conocidos en el cine bélico americano -como es la búsqueda de habilidades psíquicas para combatir al enemigo- pero desde una óptica original y bastante descabellada: la trama gira en torno a un programa militar para desarrollar superpoderes.
Saber si esas capacidades paranormales son reales es el punto que menos importa al espectador. La gracia está en seguir la historia, aunque sea poco creíble, porque las interpretaciones de los personajes principales y ese tono irónico que impregna todo el film merecen la pena.
Aunque para muchos no estará a la altura, recuerda a la forma de contar de los hermanos Coen (¡hasta el póster se parece al de Quemar después de leer!). Es cierto que la cinta pierde un poco de ritmo al final –se queda un poco vacía, coja-, pero hará soltar más de una carcajada al que la vea.