Los Otros

Sobre esa historia, Amenábar trata de mantener dos niveles claros en la película. En el primero parece dibujar figuras en el techo para que la atención se fije en lo alto, y en el segundo, más próximo a la butaca, le mete miedo en los bolsillos a ese espectador que tiene una cabeza poco sensible a la sugerencia del símbolo. Respecto al primer nivel, el propio escenario, esa casa vacía, es una indicación bastante clara para quien esté dispuesto a leerla.

Los invitados que llegan sin ser llamados o el pánico a la luz son pruebas suficientes para decir sin contar qué es lo que les ocurre a los personajes. Ese proceso de mostrar sin decir consigue que todo lo que aparece en la pantalla deje de ser un objeto para convertirse en un símbolo. La lectura limitada y única del objeto da paso a la más sugerente del símbolo : se abren las posibles interpretaciones y si uno no se encuentra distraído por las palomitas (en algunas películas deberían prohibirse) o por la tensión de la historia puede dedicarse a darle significado a todo lo que pasa en la pantalla. Este es el verdadero regalo que ofrece esta película. Amenábar le da al espectador suficientes elementos para que éste, en expresión coloquial pero ajustada, se monte su propia película.

La obsesión por las puertas, el miedo a la luz, las lecturas de la Biblia, la ausencia de electricidad , la palidez de la piel o la eterna bruma. Consigue alcanzar ese punto preciso, en equilibrio entre aquellos que pegan el significado de su historia a lo que vemos y los que lanzan las piezas al aire para que sea el espectador el que las ordene y busque su sentido.

Firma: Redacción

Extras DVD:

• Idiomas: Castellano, Inglés
• Subtítulos: Castellano, Inglés