Los Vengadores

Los cómics de Marvel nos ofrecen una galería de personajes muy atractivos para trasladar a la gran pantalla. Son héroes que encarnan lo mejor del género de aventuras o de ciencia ficción, dotados siempre de vistosos uniformes, imaginativas armas y una fuerza y valentía extraordinarias.

Por eso no son Los Vengadores ni la primera ni la última adaptación de este riquísimo universo Marvel. Con mejor (Spiderman) o peor (Daredevil) fortuna, la mayoría de estos súper-héroes han ido desfilando por las salas de cine ofreciendo, por lo menos, un rato de entretenimiento garantizado.

Aprovechando lo que es una apuesta casi segura y con el tirón de las últimas adaptaciones de estos cómics (Thor, Capitán América, Iron-Man 1 y 2…) Disney ha recuperado de Marvel la idea de juntar a varios de ellos y que formen el equipo denominado Los Vengadores. Tampoco es la primera vez que este grupo se lleva a la pantalla, pero el elenco de actores que los encarnan ahora es verdaderamente envidiable. Todos ellos, excepto Mark Ruffalo, que caracteriza a Hulk, ya habían interpretado dichos papeles como protagonistas o secundarios en películas recientes. Están cómodos con sus personajes y los han dotado de unos matices que los individualizan y los hacen más cercanos. La caracterización, en cuanto a diseño de vestuario es perfecta y contribuye a dibujar con más precisión a cada personaje: el repeinado Capitán América, el agotado y desaliñado Hulk, el enjuto Ojo de Halcón o la seductora Viuda Negra.

Todos ellos, y aquí reside otro de los aspectos positivos del film, van a esforzarse por superar sus diferencias y trabajar en equipo, ayudándose unos a otros y sacrificándose por los demás hombres.

La película no deja lugar al descanso, pues el ritmo de la acción es trepidante, pero son de agradecer los numerosos momentos de humor repartidos a lo largo de la historia. A menudo, la trama se embarulla ya que en los diálogos se entremezclan muchos nombres que confunden al espectador, sobre todo si no está familiarizado con los cómics. Se trata entonces, si de verdad se quiere pasar un buen rato, de prescindir de dichos datos y sumergirse en las emocionantes persecuciones, peleas y acrobacias. No se ha escatimado en gastos y los efectos especiales hacen que las continuas escenas de acción sean espectaculares, aunque con frecuencia bastante inverosímiles, incluso para una película de ciencia-ficción. Por otro lado ¿a quién le importan esas exageraciones si hemos pagado una entrada por ver juntos y en acción a Thor el del martillo mágico, al Iron-Man que vuela o al hombre que si se enfada se vuelve grande, verde e invencible?

Firma: Esther Rodríguez