Macbeth

Crítica Macbeth

Análisis

Un planteamiento aparentemente más que correcto, acaba perdiendo calidad con el avance de la trama. En ella, la violencia se trata al detalle y el dúo de actores protagonistas se siente perdido.


Habitualmente se define lo “clásico” como algo “imperecedero”. El paso de los siglos demuestra que lo clásico es también “indestructible”. Generalmente, las obras así catalogadas (y las de Shakespeare, en lo literario, van siempre en cabeza) ofrecen la incontenible fuerza de lo humano narrado con una potente planificación y visualizado a través de unos personajes inmortales. El guión excelente ya está ahí, disponible para que alguien lo pase a la pantalla apoyado en la seguridad de que lo más importante de la película, la historia, ya haya pasado el más exigente control de calidad.

Luego, por supuesto, queda mucho trabajo por hacer. Y ahí es donde entran en juego las adaptaciones, contemporanizaciones, musicalidades, avances técnicos o elencos de moda (todas estas posibilidades ejemplificadas en el Romeo + Julieta -lo del “plus” habla por sí solo- de Luhrmann y DiCaprio). Hay que acertar, desde luego, y no por parecerse más al entorno del Shakespeare original, da uno en el clavo. (A pesar de que la Escocia que recreó el Macbeth de Kurosawa en su Trono de sangre, se parecía mucho a Japón, sigue estando considerada la mejor adaptación de este drama del genio inglés).

El trabajo que Kurzel y su curiosa tríada de guionistas han planteado es más que correcto, aunque ya avanzo que el resultado final es bastante decepcionante. Desde luego, aciertan dejando que la historia transcurra en el tiempo y lugar en el que Shakespeare la situó. Aciertan también en respetar el texto original en la mayoría del film, introduciendo solo mínimos cambios perfectamente legítimos y eficaces. Y aciertan también en respetar la estructura de la narración, sin encorsetarse en los actos, pero sí manteniendo el ritmo que marcó brillantemente el autor de la obra.

La lista de aciertos continúa y espero poder hacerles justicia. Sin embargo, ya es hora de explicar cuál es, a juicio de la que suscribe, el principal lastre de este film. Pienso que en ningún caso sus creadores tienen claro qué quieren contar (aparte de Macbeth, claro). Un Macbeth auténtico, bien localizado y que impacte al espectador llegando donde no llegan las páginas impresas. Creo que esas fueron sus ideas madre, básicas pero únicas.

De ahí el cambio (a peor) de estilo. De un comienzo gélido y estremecedor, entre brumas que calan hasta las butacas de la sala, muy en la línea de Dreyer, en especial con las apariciones de las Fatídicas, a un rojo setentón que nos retrotrae, en las escenas, finales a las películas de la era de los subproductos de Cannon Films.

La ambientación y el vestuario atinan bastante. Es brillante la descripción de la nobleza rural de la Edad Media que se hace al mostrarnos la aldea del protagonista, con una sobriedad absoluta. No obstante, también perderá pie conforme avanza la historia al uniformar la corte al estilo del Justiniano de Rávena, con un detallismo del que no había necesitado echar mano en otras escenas más ajustadas del film.

En el desarrollo de la historia también se les hace largo a los guionistas mantener la calidad. A partir del momento en el que llegan al castillo, Lady Macbeth, verdadero motor del drama, va perdiendo importancia dejando a la pobre Marion Cotillard sin modo de lucirse, deambulando por la película como quien no sabe muy bien qué hace en esa fiesta. Todo el peso lo asumirá Fassbender, que lo acoge con gusto y lo defiende con valentía, a pesar de que no tiene más remedio que acabar sobreactuando y abotargando al espectador con tanto exceso de solemnidad.

Y por último la violencia. Excesiva y sin paliativos. Shakespeare no se quedaba corto, desde luego: “y sin mediar adiós ni despedida, lo descosió del ombligo a las mandíbulas y plantó su cabeza en las almenas”. Y así nos lo cuenta Kurzel, en primer plano y a cámara lenta. Y así sigue contándonos todo, hasta atragantarnos tanta sangre y tanta brutalidad, que ya además es bastante común en el cine de todo tipo y, desgraciadamente, en la vida real. Como comentaba, es posible que esta violencia y cierta estética de videojuego violento sea una manera de atraer a Shakespeare al público joven, es decir, otra de las ideas madres que debieron de tener al plantear el film. Si logran el objetivo, que lo dudo, bienvenido sea, pero desde luego queda descompensada y desdice del verdadero drama.

Al final, aparte de los numerosos aciertos y de revisar un clásico que siempre, como París, es buena idea, lo que sí hay que agradecer a esta película es que deja al espectador con unas sanas ganas de volver a tomar Macbeth, o cualquier otra de las obras de Shakespeare en papel y releerlas con la admiración y el deleite que se merecen y ofrecen.

Firma: Esther Rodríguez

ficha técnica

Director: Justin Kurzel

Guionistas: Jacob Koskoff, Michael Lesslie, Todd Louiso

Intérpretes: David Thewlis, Elizabeth Debicki, Jack Reynor, Marion Cotillard, Michael Fassbender, Sean Harris

Género: Drama

País: Reino Unido

Fecha estreno: 25/12/2015

Lenguaje: Culto

Público

+18 años

Valoración

Contenido

Humor

Acción

Violencia

Sexo

La valentía y fortaleza demostrada por el leal Macbeth para detener una cruenta rebelión contra el rey de Escocia le otorga el favor de éste. Lady Macbeth, sin embargo, aprovecha este honor para instigar a su marido a seguir escalando posiciones, aunque sea optando por tomar el camino del mal.

Título original: Macbeth

País: Reino Unido

Duración: 113'

Fecha producción: 2015

Distribuidora: A contracorriente films

Color: Color

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