Madame Marguerite

Estupefacto… afligido… desorientado. Son íntimas sensaciones del cronista después del visionado de esta película. La profunda amargura que destila su argumento y la desazón ante la descorazonadora y escasa calidad lírico-vocal de la protagonista, todo y tratarse del “leit-motiv” principal, neutralizan desfavorablemente los indudables valores escenográficos y característicos, que los tiene, de aquella época en la que está situada la acción.

Situaciones y entorno, felizmente ambientados, con una calidad y tono fotográfico de indudable veracidad, nos sitúan con acierto en una época “dadaísta” que marcó una gran revolución artística a principios del siglo XX. Y con una multitud de curiosos personajes de aquellos tiempos, caricaturescos unos, aprovechados y ventajosos los otros, protagonistas todos ellos de ese gran momento.

Este es el sexto largometraje del director francés Xavier Giannoli, que ha conseguido once nominaciones para los Premios César, con un guión inspirado en la vida de una cantante norteamericana, desconocedora de la verdadera problemática de su voz.

Basado en esta historia, Giannoli ha confiado en la actriz Catherine Frot, verdadero ejemplo de versatilidad interpretativa, para el singular papel principal de esta curiosa película. No olvidemos su protagonismo en La cocina del presidente y La cena de los idiotas o Como en las mejores familias, por la que obtuvo el “César” a la Mejor Actriz Secundaria.

No obstante, en esta nueva cinta, la sensación de ridículo absoluto crece y crece cada vez que Marguerite, por imperativos del guión, destroza, con su falta de afinación, las más bellas partituras de la historia de la ópera. No es nada más ni nada menos que el argumento, pero nos duele, sensiblemente, a los oídos.

Sin embargo, también es posible que este pequeño detalle no afecte a todos los públicos en general. Todo es posible. Dicen que en Francia ya la han visto más de un millón de espectadores…Oh..lá lá.!

Firma: Joaquín Guitart