Mil cosas que haría por ti

Dídac Cervera lleva acabo su primer largometraje a partir del lugar común de un hombre contra la espada y la pared. La construcción del guión se lleva a cabo a base de otros muchos lugares comunes, expuestos y elaborados de la forma más inverosímil e introducidos en una trama estructurada a base de flashbacks.

Sin embargo, lo que aún resulta más problemático es la sistemática manera de intercalar las interpelaciones del protagonista al espectador mirando a cámara. Este elemento, que pretende resultar fresco y dinámico, a la par que gracioso, resulta cargante, como también la mar de tópicos diálogos e interjecciones. Por no hablar de lo insufrible que resulta la estupidez de los personajes, por otra parte algo habitual en la comedia pero que aquí se reduce a gritar y hablar nerviosamente.

Que todo lo anterior sea la única manera de dotar con la que se intentar mover el conflicto en cada secuencia estimado supone que el ritmo desaparezca y lo mismo que el interés por los personajes y por lo que sucede.

Es una lástima porque lo que es la realización y el montaje, así como la iluminación, tienen un nivel técnico y una coherencia mucho mayor que el tono y estilo narrativo.

Firma: Lourdes Domingo