Mil veces buenas noches

El noruego Erik Poppe dirige su cuarto largometraje tras haber triunfado entre la crítica de su país con la trilogía Oslo, compuesta por los títulos Schpaaa (1998), Hawaii, Oslo (2005) y DeUsynlige (2008). Filmada en inglés, Mil veces buenas noches supone hasta la fecha su trabajo con mayores miras internacionales, y el año pasado ganó premios en Chicago y en Montreal.

Antes de dedicarse al cine, Poppe trabajó como fotógrafo para medios como el periódico Verdens Gang o la agencia Reuters, cubriendo conflictos en Angola, Mozambique, Camboya o Beirut. Con ésta, su película más personal, ha trasladado al cine su experiencia y los grandes dilemas que se alzaron ante él debido a su carrera.

Con un ritmo pausado y con especial atención a la dimensión introspectiva de los personajes, el autor escandinavo propone un drama que plantea el difícil equilibrio para mantener con vida la pasión por un trabajo exigente, peligroso y necesario y, a la vez, la vida familiar. Poppe introduce claves y situaciones de un modo notablemente completo para entender los problemas que plantea, desde los motivos que llevan a alguien a arriesgar su vida para contar al mundo algunos de los grandes males del planeta o las heridas psicológicas que causa, hasta el sufrimiento de aquellos que esperan que dicha persona regrese a su lado, muchas veces sin entender completamente el tipo de vida que ha escogido.

Hay cierta amargura en el desarrollo de Mil veces buenas noches, pero también hay mucha comprensión por parte de un Poppe que no busca ser tajante ni destructivo en sus conclusiones. Más bien demuestra una gran comprensión hacia las situaciones que retrata pese a ser consciente de que sus personajes, probablemente, no siempre eligen las mejores opciones.

Su pasado como fotógrafo (y como director de fotografía en algunas producciones de su país natal) queda plasmado en el cuidado y la belleza visual de su nueva obra, en la que las imágenes dicen tanto como los diálogos gracias a la cámara y a un gran trabajo interpretativo de Juliette Binoche.

Firma: Juan Xipell