Nagasaki: recuerdos de mi hijo

Con dos años de retraso se estrena en España el homenaje personal que el director japonés Yoji Yamada hizo a las víctimas de la bomba atómica en el 70 aniversario de su muerte.

Esta película condensa toda la genialidad de Yamada, aprovechando su dominio en la representación de lo cotidiano para reflejar el sufrimiento causado por la guerra, tanto por las pérdidas personales como por la pobreza y la escasez de los años posteriores.

Yamada compone unos protagonistas sólidos, verosímiles y cercanos. Tanto Koji como su madre Nabuko, su novia Machiko o el intrépido Hombre de Shanghai trasladan a la pantalla vidas auténticas, cargadas de humanidad. Aferradas a un Rosario, unidas por el amor a la música de Mendelssohn o encarando el futuro con fuerza, optimismo y nostalgia, encarnan el sentir de un pueblo que tuvo que sobreponerse a una derrota y al castigo de la bomba y la radiación.

Con finura y sobriedad, Yamada teje sus vidas uniéndolas con una iluminación sutil que crece o se opaca al ritmo de las confidencias de los personajes y del devenir de sus vidas.

Una luz que, lamentablemente, estalla en los créditos finales rompiendo la contención habitual del director desparramando sentimentalismo de video-clip con el fin (supongo) de hacer más comprensible su tributo a los miles de víctimas. Un exceso de melaza que, si bien sorprende, no consigue empañar la impecable riqueza del resto del film

Firma: Esther Rodríguez