No es mi tipo

Lucas Belvaux, actor, director y guionista belga, adapta una novela de Philippe Vilain y logra salirse de la norma tras un arranque que prometía poco margen para la novedad.

No es mi tipo despliega un romance, con más amarguras que caramelos, muy esquivo de la comedia y más próximo al drama existencial. Belvaux logra con la poca ortodoxia con que aplica la caracterización de personajes una mirada atenta del espectador, a pesar de que también resulte, para unos cuantos, algo decepcionante, sobre todo por la figura de su protagonista. Su rostro, su indefinición y su falta de transparencia se vuelven en contra de la sofisticación inicial y provocan una ausencia de empatía preocupante desde el punto de vista dramático. El espectador quiere posicionarse y le faltan datos.

En la misma línea de riesgo quedan los personajes secundarios, poco esbozados, y la ausencia de tramas secundarias. Esto se une a una voluntad férrea de teorizar sobre el amor, el afecto, la donación o su imposibilidad bien desde el punto de vista de la gélida filosofía de Clément o bien desde el vitalismo directo de Jennifer. Por eso, el conjunto es más intelectual de lo que parece y más inclinado hacia uno de los dos polos: sencillez-pedantería, peluquera de pueblo-filósofo parisino.

Poco complaciente, y con tendencia a enmarcar con la cámara escenas de contraste en lugar de evoluciones previsibles, No es mi tipo tampoco encontrará un público tipo fácilmente. Ni el habitual acomodado a la comedia romántica de cliché ni quizá el más aventurero se encuentren cómodos en este peculiar cita.

Firma: Lourdes Domingo