No tengas miedo

Es claramente una película de denuncia social, o más bien de alerta. Armendáriz quiere hacernos ver un drama que existe a pesar de que nos resulte duro o incómodo de aceptar. Aunque huye de lo explícito en las imágenes, logra transmitir perfectamente el vacío, el sentimiento de culpa, de asco y rechazo que sienten las víctimas. Ahonda en las secuelas que dejan los abusos en quien los sufre, en la crudeza que supone levantarse todos los días en la misma casa del abusador, pared con pared, puerta con puerta. Y excava en el sentimiento de soledad en el que crecen los que han padecido tal horror. La vida sigue, pero para Silvia se paró cuando su padre le quitó la inocencia. Desde enontces, el tiempo pasa pero ella está anclada allí, hermética, quebrada hasta en lo más profundo.

Los testimonios que se intercalan a lo largo de la trama la hacen más viva y real; y la ambientación, en una Pamplona gris, ayuda a acompañar a la protagonista a lo largo de su oscuridad. Sólo vemos los primeros rayos de sol cuando Silvia decide enfrentarse a su pasado. Su valentía es la de tantas otras víctimas a las que el director ha querido alentar con esta obra.

Firma: Sofía Aróstegui